lunes, 28 de febrero de 2011

Despegar.

Se tumbó en la hierba. Decidió. Su mente quería volar. Pensó que tal vez su cuerpo solo fuera un envase, como un jarrón, una botella, una pitillera o el estuche de unas gafas. Dentro había algo, no recordaba el qué, pero estaba ahí. Cerró los ojos, intentó llevar su mente al día uno de sus recuerdos, no podía. Abrió los ojos, miró al cielo, era eterna, sintió que era eterna. Su alma. Algo eterno, su cuerpo no, era efímero, engañadizo, era su envase, pero… ¿cuántos más habría tenido? Quiso pensar que alguna vez tuvo un disfraz de pájaro en alguna de sus vidas y voló. Lejos, más lejos que  a donde los pájaros de hierro se atreven a llegar.
La primera ventaja es que cuando el cuento llega al final no se acaba sino que se cae por un agujero y el cuento reaparece en mitad del cuento. La segunda ventaja, y la más grande, que desde aquí se le puede cambiar el rumbo.
Si tú me dejas. Si me das tiempo.
Lucía y el Sexo.

5 comentarios:

  1. Un gran momento volver a estar aquí, contigo.

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  2. Hola, estoy visitando espacios que suelo ver en los blogs de amigos, el tuyo aparece en uno de ellos. Me pareció muy bueno, así que voy a quedarme por aquí como seguidor.
    Si tienes ganas, te invito a pasar por el mío.
    Un saludo desde Argentina.
    Humberto.

    www.humbertodib.blogspot.com

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  3. Ha sido de esas cosas que lees y absorben, me ha gustado mucho :) Un saludo!

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  4. :) es un envase, tu lo has dicho, que suerte que seas un free bird capaz de volar y escapar de él! muy poca gente tiene las suficientes ganas de sentirse eterno y escapar fuera de lo que rodea a ese bote que nos contiene.

    Por cierto... es mi pelicula preferida y esa una de las partes que mas me encanta! :)

    Una sonrisa al elefante de la derecha!

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  5. Que pasada de texto! es tuyo??? me ha enantado! la musica genial tambien :D

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